Naturaleza, mi madre

Sonando las gotas que tocaban el suelo con tal perfección que hasta el ruido alrededor estaba girando desaparecía, quería obtener su melodía perfecta, no podía compararse a la naturaleza y toda su perfección.
El viento soplaba el agua y las formaba en olas, sonaban en tal sincronización que no quería meterse en el agua, solo quería apreciar lo que veía. Solo quería escuchar ese sonido que hacía, y se tranquilizaba, obtenía paz en sí.
La lluvia llega, comienza a mojar lo que ya se ha secado con el ruido del sol en el suelo seco que los pies  descalzos tocaban, se escuchaba el rozar de la piel que barría la tierra al caminar, sentía el calor que pisaba, y las gotas sonaban como si sanaba a la tierra que marchitándose parecía estar, calmaba el dolor, del tal calor que decoraba la ciudad de un rojo resplandor de calor y tal vez hasta que sofocaba a las personas a los alrededores.
Las hojas recibían ese golpe de las gotas haciendo una melodía que  calmaba y alertaba hasta el animal más furioso y peligroso, conocía que es estar en calma, sentía el olor y el aroma que bañaba ese momento que solo la naturaleza nos daba ahí, solo sentía las gotas caían en su rostro de tristeza que acariciaban el dolor y pena que solo ese momento podía curarse, solo ahí es como se sentía limpio de alma.
Ahora el viento lanzaba sus cabellos que largos estaban, siempre con una lápiz en la mano, dibujaba y anotaba melodías, solo observaba lo que la naturaleza le  podía ofrecer, sólo podía ver.  Era un observador de la vida en sí, quería lo que podía ver, era la pasión que lo inspiraba a seguir viviendo.
Esos dibujos que exclamaban no perfección, sino la admiración que tenía, ese niño que alguna vez vio un árbol enorme que lo ha dejado anonadado y tan sorprendido que no podía creer lo que veía, solo miraba con una carita de bobo y solo lo que era en el momento era curiosidad, con el momento que parecía ser curiosidad, paso a ser amor. Era ese pequeño parado en frente de un árbol que abrazaba como un hermano abraza a su hermanito menor, como si no lo hubiese visto por mucho tiempo y lo extrañaba, solo quería que ese momento no pasará. Latían dos corazones en ese árbol que vivía cientos de años y veía el irrelevante tiempo pasar y dejándole más sabio cada día, dejándole más arrugado con su corteza más gruesa que prometía más vida, solo veía los que miraban hacia él…
La inocencia de las palabras que hacia mientras miraba el firmamento, observaba como era tan majestuoso y que nada se comparaba a ello, dibujaba y escribía sobre ello, no podía parar de hacerlo… era todo un soñador que vivía el momento a cada minuto, decía que no quería desperdiciarlo.  – ‘’No quiero dejarlo ir cada rato, no quiero dejarlo para después, debo hacer esto’’
La naturaleza me hizo una guitarra con la madera que un árbol accedió a darme, me siento honrado de poder tocarlo y de solo acariciarlo. - ‘’Gracias’’.
Escribía canciones por lo que lo inspiraba, siempre hacia para lo que podía ver. Acariciaba su guitarra que descansaba de su lado, el nombre es desconocido, pero lo mencionaba que era su mejor amiga, y la naturaleza era su gran madre. – ‘’Madre, gracias por darme la vida, gracias por darme lo que necesito para vivir, gracias por lo que me has dado hasta ahora, cuando muera, seré parte de ti, para siempre’’
Esas piedras que creaban la escalera perfecta, no existía ninguna parecida, - ‘’Nadie podía construir lo que mi madre ha hecho’’, es lo que el músico decía…
Esa ave que sobrevolaba los hermosos y perfectos diseños que mi madre ha creado, solo me hace feliz que esa ave ve y no le hará nada. Tengo miedo de mis hermanos que están intentando ‘’limpiar’’ lo que ellos dicen que está sucio, pero yo digo, ellos son los sucios.
Hace el sonido cuando estoy corriendo con mis pies descalzaos sobre los pastizales, es la alfombra que mi madre hizo para que pueda sentirlos atravesar mis pies desnudos, sin calcetines, sin nada que me pueda impedir, solo escucho el sonido de mis pies rozándose con el pastizal al correr, golpeo mis pies hacia el suelo y son tambores que acarician la tierra que en mí, los siento como una caricia desde abajo que llega hasta adentro de mi corazón. Solo me hace disfrutarlo más.
Mi guitarra está en su silencio, solo me hace ver lo que quiero, la vida entera es mía, la puedo vivir. Madre mía, que me dio este mundo, nos dio este mundo, - ‘’Gracias’’.
La madre de las madres, la que nos ha dado este mundo para recorrerlo y descubrirlo, solo tenemos que agradecer por lo que podemos ver y seguir viendo…
Amo a mi madre, amo a nuestra gran madre que me ha dado todo lo que puedo sentir y ver, todo lo gris y verde, todo lo áspero y lizo, todo lo húmedo y seco, todo lo que muerde y acaricia, solo quiero formar parte de todo lo que más amo, verlo vivir para siempre.
Respiro lentamente desde lo alto de un cerro, desde lo alto que pude ver, respiré lentamente y abrasé el aire y lo vi pasar desde lejos y llegar hasta mí, diciéndome, - ‘’Vive’’…
El tiempo no existe, la paz solo es algo que la naturaleza ya ha creado, pero nosotros lo vemos de otra manera, solo queremos decir paz cuando no hay guerras, estamos cambiando lo que nuestra madre ha hecho, vemos lo que destruimos, y no nos importa…
Te pido perdón, madre, te he decepcionado, te he fallado, sólo aprendí a querer lo que el hombre ha hecho, no quería ni siquiera verte, no solo el poder hacerlo y no querer hacerlo es lo que siento, sino que también empecé a ser parte de que te matarán, por eso te pido perdón, sé que aun puedo reparar el daño, y lo hare, para que mis hermanos puedan vivir alrededor de este mundo limpio, ojala que no sea la única alma penada que se disculpe y pida perdón…




‘’Gracias por la vida que tengo, por lo que puedo ver y seguir viendo, por la perfección que compone tu ser, gracias madre’’




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